domingo, 1 de agosto de 2010

EMPERADOR JOSE II DEL SACRO IMPERIO ROMANO-GERMANICO.


José de Habsburgo-Lorena. Nació el 13 de marzo de 1741 en el Palacio de Schönbrunn, Viena, Austria. Hijo de los Emperadores Francisco I y María Teresa del Sacro Imperio Romano. José nació en medio de las convulsiones a principios de la Guerra de Sucesión de Austria. Su verdadera educación fue basada en los libros de Voltaire y dirigidos a gobernar los diversos estados del Imperio. Era partidario de la tolerancia religiosa, de las políticas relacionadas con el alivio fiscal de los campesinos, y de eliminar las restricciones sobre el comercio y la enseñanza. José se casó el 06 de octubre de 1760 en Viena, Austria, con la Princesa Isabel de Parma, hija del Infante Felipe de España, Duque de Parma, y de la Princesa Luisa Isabel de Francia. De dicho matrimonio nacieron dos hijas, la Archiduquesa María Teresa, que murió poco antes de cumplir ocho años de edad de neumonía, en 1770; y la Archiduquesa Cristina, muerta pocas horas después de nacer. Su esposa murió pocos días después por las complicaciones sufridas durante el parto. José se casó por segunda vez por intereses políticos, el 23 de enero de 1765, con la Princesa María Josefa de Baviera, hija de Carlos Alberto, Elector de Baviera y de la Archiduquesa María Amalia de Austria. El segundo matrimonio resultó sumamente infeliz y no produjo herederos. Enviudó dos años más tarde y no volvió a casarse. Cuando su padre murió en 1765, subió al trono como José II del Sacro Imperio Romano, cogobernando junto con su madre, ya que hasta la muerte de María Teresa en 1780, José nunca fue libre de decidir por si mismo. José II era contemporáneo de Federico II el Grande de Prusia, Catalina II la Grande de Rusia y Luis XVI de Francia, a quienes visitó en diferentes ocasiones. Tras la muerte de su madre, José inmediatamente dirigió su gobierno hacia una nueva dirección. Emancipó a los campesinos, difundió la educación, secularizó las tierras de la Iglesia, determinó la libertad de culto, el uso obligatorio de la lengua alemana y la unidad administrativa del imperio. Además, José abolió la servidumbre en 1781 y la pena de muerte en 1787. Todas estas medidas provocaron fuertes protestas por parte de la nobleza y de la iglesia. La mayor parte de las reformas fueron revertidas poco tiempo antes y después de la muerte del Emperador, debido a que eran demasiadas radicales y en muy poco tiempo, lo que había alterado drásticamente las costumbres tradicionales arraigadas desde hacía siglos. En materia educativa, determinó la enseñanza primaria obligatoria, otorgó becas a estudiantes talentosos pobres y permitió el establecimiento de escuelas para judíos y otras minorías religiosas. Financió muchos hospitales públicos a fin de mejorar la calidad de vida del pueblo y para controlar las epidemias. En política exterior el Emperador manifestó su codicia por obtener más territorios para su Dinastía, lo que lo llevó a emprender muchas guerras. Su principal objetivo era adquirir Bavaria, si fuera necesario, a cambio de Bélgica (los Países Bajos austriacos), sin embargo Federico II de Prusia se lo impidió en dos ocasiones. Este fracaso hizo que el Emperador se expandiera hacia los Balcanes, incorporando Transilvania, y llevando el progreso económico a los serbios y croatas. Pero el imperio otomano le impidió adquirir grandes territorios. Múltiples interferencias con las costumbres de los pueblos produjeron malestar en todas las partes de sus dominios. La nobleza de su imperio lo odiaba: odiaban sus impuestos, su igualitarismo, su despotismo y su puritanismo. La gente común no era feliz, y odiaba la constante interferencia de José en cada detalle de su vida cotidiana. En 1790 estallaron protestas contra las reformas del Emperador en Bélgica y Hungría, y otros dominios. Con una salud destrozada por la enfermedad, sólo e impopular en todos sus dominios, el Emperador José II del Sacro Imperio Romano murió el 20 de febrero 1790 en Viena, Austria, a los 48 años de edad. José fue sucedido por su hermano, el Emperador Leopoldo II.

1 comentario:

Matou dijo...

Pobre hombre, sólo quería hacer bien las cosas.

Gracias Ivan por traernos su historia.

Saludos